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El Garrahan es incuestionable

Compartimos algunos pasajes de la nota lograda con la Dra. Analía Stadelmann, pediatra y neumonóloga de Ballesteros.

Hemos sido testigos durante mucho tiempo de como cámaras de televisión, micrófonos de radio y páginas de diarios y portales web nos han cronicado sobre problemas de salud en nuestro país. A lo largo y a lo ancho del territorio nacional se han replicado reclamos y protestas por mejoras laborales y aumentos salariales. La crisis sanitaria no es nueva. Pero sorprendió que la crisis haya llegado y estallado en el Garrahan, y la sorpresa no solo la tuvimos nosotros, también se sorprendió de ello Analía Stadelmann.

Analía nació en Ballesteros, es médica pediatra, neumonóloga y fue becaria del Garrahan entre el 2000 y el 2003, y se emociona y apasiona casi de igual modo cuando habla de su pueblo natal, como cuando habla de su paso por esta institución modelo que la formó en lo profesional, en lo ético y en lo humano. 

“Me sorprendió que haya llegado esto al Hospital Garrahan que es fuente de conocimiento, de investigación, de formación de profesionales que cuando nos movemos, salimos del Hospital, es como llevar al Garrahan a cada lugar que ese profesional va…"

Escuchamos muchas voces sobre la situación que atraviesa el Hospital, y queríamos tener una con tonada ballesterense. Junto a nosotros Stadelmann recordó sus inicios, su paso por el Garrahan, su estadía en Buenos Aires, su regreso a Córdoba, Villa María y su deseo de volver a Ballesteros. Sobre la realidad que atraviesa el Hospital, expresó: “me sorprendió que haya llegado esto al Hospital Garrahan que es fuente de conocimiento, de investigación, de formación de profesionales que cuando nos movemos, salimos del Hospital, es como llevar al Garrahan a cada lugar que ese profesional va. Entonces el Garrahan se extiende hacia todo el territorio federal, con cada profesional que pasó por ahí”.

El Hospital Garrahan es reconocido como una institución modelo y la mejor en nuestro país en lo que a pediatría se refiere, “es el hospital número uno en cuanto a la casuística que tiene, a la calidad de los profesionales, su capacidad que tiene de hacer investigación en Latinoamérica y allí los profesionales se capacitan en distintos países del mundo y vuelven al hospital, asique sí... es incuestionable. Incuestionable desde lo que significa desde la salud y la investigación”.

Sus Inicios

Entre la emoción de su mirada y la alegría de su sonrisa Analía recuerda su primer consultorio: “Yo cuando me recibo de médica, el primer consultorio lo monté acá en la clínica de Ballesteros, no me voy a olvidar nunca, me encanta ese recuerdo. El Dr. Bauk, el Dr. Sánchez, el Dr. Peralta me dieron ese espacio asique pintamos con mi papá... y estuve un año acá en el pueblo”.

Los recuerdos y vínculos que Analía hace de su profesión con Ballesteros son muy profundos, como esa imagen que la transporta a su niñez y a la decisión de ser médica: “Yo tengo una imagen que me acuerdo, el médico de la familia era el Dr. Peralta, y yo recuerdo haberlo tenido sentado, ahí atendiéndome al lado de mi cama, y haber escuchado esa frase: vos tenés que ser doctora. Yo no sé si ese fue el disparador, yo era muy chiquita. Lo que sí sé es que eso me quedó resonando, evidentemente tocó algo y yo lo tuve como bandera a eso, aunado a que los niños me gustaron desde siempre, desde muy pequeña...”.

Su paso por Garrahan

La profesión y el deseo de crecer y superarse la llevaron por caminos que le hicieron conocer realidades muy diversas, de hacer la residencia de pediatría en La Rioja, le apasionó la medicina rural, luego Villa María, y la complejidad de un paciente sin diagnóstico motivó a la médica de Ballesteros a concursar en el Garrahan. “Ahí estuve dos años y bueno, después Buenos Aires me absorbió, formé mi familia, concursé para entrar en otros hospitales, trabajé en el Hospital Elisalde, como neumonóloga, pero siempre con ese ruidito que yo siempre me quería volver. En realidad yo fui al Garrahan para volver. Y ahora estoy muy cerca, y bueno no sé, los últimos años de mi vida no se si no estaré por aquí, en Ballesteros”.

"En realidad yo fui al Garrahan para volver. Y ahora estoy muy cerca, y bueno no sé, los últimos años de mi vida no se si no estaré por aquí, en Ballesteros”.

 “Mis expectativas en el Garrhan fueron ampliamente superadas, te forma mucho desde lo humano, yo tenía 32 años cuando me fui, para mí fue un regalo en la vida esa experiencia... trabajábamos 8 horas y no nos pagaban. Después teníamos que salir a trabajar para sostenernos ahí, yo trabajaba en un hospital en provincia de Buenos Aires los fines de semana, porque los días de semana tenía que estar en el hospital, y así hacían todos mis compañeros, y bueno, eso nos unía. No lo veíamos como un sufrimiento, tenía más valor el estar ahí, el formar parte y todo lo que recibíamos, que el esfuerzo que hacíamos cada uno”, rememora Analía con orgullo de haber formado parte y sentirse parte del hospital.

Pandemia, reconocimiento y olvido.

 "Yo espero que en algún momento eso sea compensado de alguna manera a todos los que estuvieron, es una deuda que tiene... la sociedad nos reconoció, pero hay representantes del Estado que tienen que ponerlo en hechos a esto”.

Los profesionales de la salud jugaron un papel vital durante la pandemia, recibieron sus aplausos y salvando  las distancias, el tiempo los olvidó como pasó con los héroes de Malvinas. ¿Él tiempo olvida o las gestiones gubernamentales? “Los médicos tuvimos que ir al frente sin saber a qué nos enfrentábamos, lo mismo que las personas, pero a las personas se les indicó quedarse adentro y nosotros teníamos que salir a ponerle el pecho a las balas. Y no sabíamos si era un balín o un cañón. Y eso sin duda que tuvo impacto en la psiquis de todos los que estuvimos ahí, más allá de que no lo podamos medir, pero lo hicimos. Y esto es lo que hablábamos de cómo se le reconoce económicamente al médico, no se lo reconoce económicamente. Y se da por sentado que porque es médico tiene que ir al frente… Ahora que debería haber y que yo espero que en algún momento eso sea compensado de alguna manera a todos los que estuvieron, es una deuda que tiene... la sociedad nos reconoció, pero hay representantes del Estado que tienen que ponerlo en hechos a esto”.

Analía Stadelmann habla de medicina, habla de sus pacientes y su cara se transforma. La situación del Garrahan, le toca la fibra, el contacto de hospitales con la Universidad le ilumina la cara y hablar de Ballesteros la hace viajar al pasado, la trae al presente con su familia y la hace soñar en un futuro compartiendo el tiempo con sus amigas. Analía Stadelman con raíces “Made in Ballesteros”. 

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